martes, 31 de enero de 2012

White Chestnut


Bach dice:
"Para aquellos que no pueden evitar que los acosen pensamientos, ideas y razonamientos indeseados, lo que suele pasar cuando el interés por el momento presente no es bastante fuerte como para llenar completamente el pensamiento. Son ideas que preocupan y persisten y, si se desechan por un momento, regresan enseguida. Parecen dar vueltas y mas vueltas alrededor causando tortura mental. La presencia de estos pensamientos tan desagradables ahuyenta la paz e interfiere, no permitiendo que la persona pueda concentrarse en su tarea cotidiana o en gozar plenamente el día".

La esencia de White Chestnut alivia el remolino mental, aumenta nuestra capacidad creativa. Nos da tranquilidad ayudandonos a deshacernos de lo innecesario.

Wild Oat


Dice Bach:
"Para aquellos que ambicionan hacer algo importante en la vida, que quieran adquirir mucha experiencia y gozar todo lo que les sea posible, viviendo plenamente. Su dificultad consiste en poder determinar qué ocupación deben seguir ya que, aunque sus ambiciones son fuertes, no tienen una vocación que los llame más que otra. Esto les puede acarrear demoras e insatisfacciones".

La esencia floral de Wild Rose nos orienta y nos muestra que hacer con..., ayuda a mantenerse abierto y expectante a las oportunidades. Nos muestra nuestros propios talentos, la vocacion, la misión. Aporta sincronía.

Wild Rose


Bach dice:
"Para quienes sin una razón aparentemente suficiente se resignan a todo lo que les pasa y se deslizan por la vida tomándola como viene sin hacer el menor esfuerzo por mejorar las cosas ni por encontrar la felicidad. Son personas que sin queja alguna se han dado por vencidas en la lucha por la vida".

La esencia floral de Wild Rose, ayuda a reponer la energía. Conecta con la capacidad de goce, con lo ludico. Nos apega a la vida, desarrolla en nosotros una actitud positiva y nos da proposito.

Willow


Bach dice:
"Para quienes han sufrido adversidades o infortunios y no los pueden aceptar sin quejas ni resentimiento, ya que juzgan la vida de acuerdo con el éxito que les trae. Piensan que no han merecido pasar una prueba tan grande; que la vida ha sido demasiado injusta con ellos y se convierten en amargados.
A menudo pierden el interés y se vuelven menos activos en aquellas cosas de la vida de las que antes disfrutaban".

La esencia floral Willow, desarrolla el perdón para los demás. Flexibiliza. Muestra que los verdaderos creadores y responsables de nuestra vida, somos nosotros mismos.

domingo, 29 de enero de 2012

Areté: “la excelencia virtuosa del terapeuta floral”


Areté
Es un termino griego aristotélico que se define como virtuosismo, como excelencia humana, a la cual se accede a través de cultivo y desarrollo de nuestras potencialidades.

El termino conlleva la idea de llegar a realizar de manera optima la tarea propia. Por lo tanto podemos hablar de terapeutas con areté, es decir aquel terapeuta que realiza su labor con excelencia y virtuosismo.

Si aspiramos a realizar nuestra labor como terapeutas en forma optima, con perfección y excelencia, será fundamental dirigir nuestras miradas, en primer término, hacia nosotros mismos y ocuparnos de nuestra propia areté, enfocarnos en el cultivo y desarrollo de nuestras potencialidades y capacidades vocacionales a fin de poder llevar a cabo nuestra labor con virtuosismo entregando a nuestro consultante un servicio optimo a que lo beneficie en todo momento.

El Dr. Bach deja en sus escritos una petición de excelencia y virtuosismo para aquellos que se van a dedicar al arte de curar. He extraído de sus obras un texto relativo a este tema y a partir del cual desarrollaré mi ponéncia, proponiendo como parte de los requisitos de un terapeuta con arete, el contar con las virtudes de la prudencia, la compasión y la esperanza.

Cito a Bach:

“El médico del futuro tendrá dos grandes objetivos. El primero será ayudar al paciente a conocerse a si mismo mostrándole los errores fundamentales que esté cometiendo, la deficiencia de su carácter que debería remediar y los defectos de su naturaleza que tiene que erradicar y reemplazar por las correspondientes virtudes. Semejante médico tendrá que haber estudiado profundamente las leyes que rigen la humanidad y a la propia naturaleza humana de forma de poder reconocer en todos los que a el acuden los elementos que causan el conflicto entre el alma y la personalidad. Tiene que poder aconsejar al paciente como restablecer la armonía requerida, que acciones contra la humanidad tiene que suspender, que virtudes tiene que desarrollar necesariamente para borrar sus defectos. Cada caso requerirá un cuidadoso estudio, y solo quienes hayan dedicado gran parte de su vida al conocimiento de la humanidad, y en cuyos corazones arda el deseo de ayudar, podrá emprender con éxito esta gloriosa y divina labor en pro de la humanidad, abrir los ojos al que padece e iluminarle sobre la razón de su existencia, inspirarle esperanza, consuelo y fe que le permitan dominar su enfermedad. el segundo deber del médico será administrar los remedios que ayuden al cuerpo físico a recobrar fuerza y ayuden a la mente a serenarse a ensanchar su campo y a buscar la perfección, trayendo paz y armonía a toda la personalidad. semejante remedios se encuentran en la naturaleza, colocados allí por gracia del divino creador para cura y consuelo de la humanidad”.

Prudencia

Es una de las cuatro virtudes cardinales: prudencia, templanza, fortaleza y justicia y “la reina de las virtudes” al decir de Aristóteles.

En el pensamiento aristotélico la prudencia es la inteligencia de la acción concreta en el aquí y el ahora.
La palabra griega que empleó para nombrar esta virtud fue phronesis, traducida posteriormente como inteligencia práctica.

Es una virtud intelectual que opera por elección y que nos da la capacidad del buen discernimiento a la hora de elegir, es decir de poder determinar a cada momento cual es la mejor de las opciones que se nos propone y realizar así la determinación correcta, que será siempre la opción por el equilibrio, esto es, el justo medio o el camino del medio, evitando los extremos, ya sea el exceso o la omisión. Si de esta capacidad de la buena elección y la buena determinación se hace una forma de vida, entonces por consecuencia o por “añadidura”, derivaran las demás virtudes, por eso es que Aristóteles la denomina “la reina de las virtudes”.
En el texto citado de Bach hemos reconocido la petición de esta virtud para el terapeuta cuando señala: “el terapeuta tiene que poder aconsejar al paciente como restablecer la armonía requerida”.

Para poder aconsejar al paciente como restablecer la armonía requerida, ciertamente se hace necesario, en primer lugar que el terapeuta cuente con su propia armonía interna, puesto que es difícil poder dar lo que no se tiene. En la relación con el consultante son múltiples las instancias que nos piden prudencia, como por ejemplo:
la prudencia nos hace ser asertivos en el hablar, a la hora de dar una orientación ya que nos permite saber cuando hablar oportunamente, que decir y que callar. Igualmente nos permite ser terapeutas generosos y comprensivos capaces de brindar ayuda al consultante en la justa medida de sus necesidades en lugar de quedarnos en los extremos del egoísmo insuficiente o de la prodigalidad excesiva.

Igualmente en el siguiente texto de el Dr. Bach podemos reconocer una petición de prudencia para el terapeuta; “cada caso requerirá un cuidadoso estudio”.
Aquí será necesaria nuestra prudencia tanto en lo técnico como en lo humano, ya que “un cuidadoso estudio” pide al terapeuta, en primer lugar, contar con una formación profesional idónea tal, que evite el cometer excesos u omisiones, ya sea en el procedimiento diagnostico o en el procedimiento terapéutico y en segundo lugar pide evitar decisiones unilaterales extremas, pide mas bien hacer participe al consultante de una decisión justa sobre lo que es lo mejor en ese momento para que restablezca su armonía saludable.

Por otra parte Bach nos señala también lo siguiente:

“estudiar la vida durante todo el día, aprender, aprender y aprender de nuestros semejantes y de los avatares de la vida.
perdernos en el arte de adquirir conocimiento y experiencia y aprovechar de utilizar esta experiencia en favor de un compañero de ruta”.


Desprendemos de este texto una reafirmación de que prudencia también es, prepararse, tener conocimiento teórico y practico, para poder ayudar a nuestros pacientes a transitar por el camino del equilibrio y por tanto de la salud.

Compasión

Etimológicamente esta palabra proviene del latín
cum : con, junto a
passio: sentir con, sentir junto a…

Una amplia definición es: “movimiento del alma que nos hace sensibles al mal que padece alguna persona”

El “sentir con” nos habla de una verdadera solidaridad afectiva que nos permite colocarnos en el lugar del otro, en este caso tal solidaridad afectiva estaría beneficiando a nuestros consultantes.
La compasión es un sentimiento horizontal, entre iguales en el plano humano, pues realiza la igualdad entre quien sufre y el que esta a su lado y en un mismo plano comparte su sufrimiento.

Son muchos los lugares en la obra de Bach en que encontramos referencias explicitas o implícitas a la compasión como virtud propia del sanador. En nuestro texto citado al inicio encontramos la siguiente petición de compasión para el terapeuta.
“… y solo quienes hayan dedicado gran parte de su vida al conocimiento de la humanidad, y en cuyos corazones arda el deseo de ayudar, podrá emprender con éxito esta gloriosa y divina labor…”

La compasión o ese deseo ardiente de ayudar al consultante desde el corazón- permitirá al terapeuta, entre otras cosas, aceptar y legitimar a sus pacientes sin juzgarlos, aun cuando pudieren expresar sentimientos o creencias radicalmente diferentes a las suyos. Vale decir, desarrollar una comprensión empática teniendo una escucha sensible y activa, logrando así comprender el problema del paciente y comunicarle las emociones observadas. Esta comprensión es importante y útil para que el paciente se escuche a si mismo con mas exactitud, para encontrar sus emociones bloqueadas en pro de su propia sanación.

El consultante al sentirse así aceptado, le ayudara a crear en él la fuerza necesaria para crecer, desarrollarse y sanarse.

En otro lugar de su obra Bach dice acerca de la compasión:
“Cada hecho producido por amor o compasión a los otros demuestra que dentro de nosotros hay algo más grande de lo que podemos ver”.

“Cada uno de nosotros es un sanador, porque cada uno experimenta en su corazón amor por algo: por nuestros semejantes, por los animales, por la naturaleza, por la belleza en cualquiera de sus manifestaciones y cualquiera de nosotros desea proteger y ayudar a que este amor crezca. Así, cada uno de nosotros tiene también compasión por los que sufren, una compasión natural, ya que todos en algún momento de nuestra vida hemos padecido. Por este motivo, no solo nos podemos curar a nosotros mismos, si no que tenemos el gran privilegio de poder ayudar a los demás a curarse a si mismos siendo los únicos requisitos el amor y la compasión.”


En este texto Bach nos hace reflexionar sobre el personaje del “sanador herido” (Quirón), quien por haber sufrido es capaz de sentir compasión por el que esta en aflicción porque el ya lo experimento en si mismo, lo cual lo hace mas hondo y compasivo frente al sufrimiento y la vulnerabilidad de los demás, en este caso del consultante.

Me parece pertinente citar a Thich Nhat Nanh quien dice lo siguiente acerca de la compasion

“Es el segundo aspecto del auténtico amor, la intención y capacidad de mitigar y transformar el sufrimiento y aliviar el dolor. No necesitamos sufrir para eliminar el sufrimiento de la otra persona. Un doctor alivia el sufrimiento de un enfermo sin experimentar la enfermedad. Si sufrimos demasiado nos sentiremos abatidos y seremos incapaces de ayudar, para desarrollar la compasión debemos…, aprender a escuchar y observar profundamente, la compasión implica un profundo sentimiento de preocupación por los demás. Saber que la otra persona está sufriendo entonces te sientas cerca de ella y la acompaña. La observas y la escuchas profundamente para poder sentir su dolor. Establece una profunda comunicación, estás en intima comunicación con ella. Esto basta para que ella se sienta mejor. Una palabra una mirada una acción o un pensamiento compasivo pueden reducir el sufrimiento de otra persona y proporcionarle alegría. Una palabra puede aportar consuelo y confianza, desvanecer dudas y ayudar a alguien a no cometer un error, solucionar un conflicto o abrir la puerta hacia la liberación.
Una acción puede salvar la vida de alguien, o ayudarle a aprovechar una oportunidad excepcional. Un pensamiento puede actuar de idéntico modo, porque conduce siempre a las palabras y a las acciones. Si tienes un corazón compasivo cada uno de tus pensamientos cada una de tus palabras y acciones pueden realizar un milagro.”

Este texto muestra de manera muy precisa lo que significa para el terapeuta la incorporación de la virtud de la compasión en su quehacer y la manera en que ello beneficiara la salud y bienestar de su paciente.


Esperanza

La esperanza (junto con la fe y caridad) es una virtud teologal: es decir recibida como un don de dios.

Etimológicamente esta palabra proviene de la voz latina spes la que a su vez proviene de la palabra griega spis e indica la idea de un ardiente deseo de lo que se espera. Hay una expectación, una confianza y un impulso hacia lo esperado.
La esperanza tiene siempre relación con la espera de un buen futuro ausente, no poseído, que deseamos o anhelamos y que no es fácil de obtener.

Otra precisión tiene relación con la distinción entre esperanza y espera. La diferencia entre ambas es la certeza, quien tiene esperanza, tiene la certeza de que lo que espera eventualmente vendrá. Quien espera no sabe si lo que desea podrá ser cumplido, pues dicha espera depende solo de su propio esfuerzo en cambio la esperanza se nutre de la trascendencia.
Esta certeza nos da la fortaleza y el entusiasmo necesario para emprender con optimismo la titánica tarea de orientar nuestros actos hacia la felicidad.
Espera y esperanza no son sinónimos. Hablar de la esperanza, supone hablar del presente y del porvenir. Quien tiene una esperanza aguarda una alegría, una felicidad de lo que todavía no posee, pero que cuando llegue colmara sus mas intimas aspiraciones (Eugenio Yañez Rojas-crisis y esperanza).
La esperanza que no es otra cosa que el entusiasmo de los corazones grandes, la transmite el Dr. Bach a través de toda su obra como cuando nos da el mensaje de consuelo y esperanza y dice en sus escritos “la enfermedad es curable” o cuando dice a los médicos del futuro:
“abrir los ojos al que padece e iluminarle sobre la razón de su existencia, inspirarle esperanza, consuelo y fe que le permitan dominar su enfermedad”

No es casual que Bach pida al terapeuta que inspire esperanza al consultante, dado que la esperanza es una potente fuerza auto-sanadora interna que permite sobrellevar los aspectos mas debilitantes y dolorosos de la enfermedad. La fuerza interna de la esperanza juega así un rol central en la recuperación de la enfermedad, pues constituye un soporte espiritual fundamental que viene del propio consultante y que el terapeuta debe ayudar a despertar y a la vez ser capaz de transmitir desde su propia fuerza interna la esperanza que el consultante necesita.

El terapeuta con Areté ayudara a su paciente a despertar en él la esperanza para enfrentar una prueba, para encontrar el significado de su dolor, para ver una luz de esperanza en su crisis. Es muy difícil la superación de una crisis sin esperanza.

Cito a Bach: “nunca dejéis que alguien pierda la esperanza de ponerse bien”

por María Lourdes Campos (directora del Instituto Mount Vernon de Terapeutas florales de Santiago de Chile). Ponencia del Congreso Internacional de terapeutas Florales en Argentina el 2006